Buda Akshobya, de color azul y su actividad es apaciguar las emociones, en particular, el sufrimiento, las enfermedades, la frustración, y la aflicción. El azul simboliza la permanencia que no cambia, al igual que el cielo que siempre ha sido azul, tanto este año como hace cien años.
El Buda Akshobhya sostiene un vajra es su regazo, símbolo de indestructibilidad y naturaleza no cambiante. Se sienta en la posición vajra (o del loto) para simbolizar su indestructible naturaleza y su mano derecha toca la tierra, lo que también constituye un gesto de lo que no cambia. El trono de Amoghasiddhi esta apoyado por garudas. Un garuda es una figura mítica, mitad hombre y mitad ave. Respecto a Amoghasiddhi, Lama Govinda dice que el garuda simboliza "el hombre en transición hacia una nueva dimensión de conciencia, transición de humano al estado sobrehumano que tiene lugar en la oscuridad misteriosa de la noche invisible a los ojos.
El mudra de Amoghasiddhi, formado aquí por su mano derecha, es el mudra del abhaya. Es el gesto de intrepidez y protección. El bija de Amoghasiddhi es Ah y su mantra es Om Amoghasiddhi Ah.
En un mandala, Akshobhya reside en el Este y se encuentra sobre un trono sostenido por elefantes.
“Akshobhya” es un nombre Sánscrito que cuando fue traducido al tibetano se llamó Sangye Mikyodpa o el “inamovible, estable e inmutable Buda.” Es llamado “inamovible e inmutable” porque cuando no se le realiza y la emoción perturbadora de la ira está presente, todo cambia: nuestro cuerpo comienza a mostrar síntomas alterados y el amigo con el que estamos enfadados se convierte en nuestro enemigo. Cuando esta ira se purifica, todo es apacible y estable, lo que constituye la realización del inmutable, estable y permanente Buda Akshobya.
La primera emoción que nos perturba es la ira o la agresión, que a menudo nos aparece como la más tenaz de las cinco emociones perturbadoras. Desarrollamos ira ante una persona o situación que no nos gusta o que nos frustra. La ira es tan poderosa que no sólo nos daña a nosotros mismos, sino que además daña también a los otros. A largo plazo, la ira excesiva puede conducir a un renacimiento en circunstancias desfavorables, porque esta emoción lleva al desarrollo de karma negativo. Puesto que la ira intensa puede resultar en un renacimiento negativo, no sólo causa sufrimiento y dolor en esta vida, sino que además causa sufrimiento en la próxima vida, donde incluso sobreviene como resultado un sufrimiento más intenso. Para liberarse de la experiencia del sufrimiento y el dolor en esta vida y de renacer en niveles inferiores, es necesario emplear métodos para superar y eliminar la ira y el odio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario