El Chi impregna todo cuanto nos rodea, circula por los espacios que habitamos y es fundamental ayudarlo a fluir. de esta manera, evitaremos que se estanque y deposite sobre nosotros un lastre que nos impedirá encontrar la estabilidad.
A través del Feng Shui se puede determinar cuál es la orientación, la construcción, la distribución y la decoración mas favorable para lograr que la energía posibilite nuestro desarrollo vital en el espacio que habitamos.
El objetivo es que lleguemos a encontrar la armonía para lograr una felicidad duradera que dé estabilidad a nuestra vida. Todos los elementos circundantes afectan a la salud emocional de las personas. La forma de una casa o el color de una habitación pueden incidir en el estado de ánimo. Cada uno de los cinco elementos proyecta una corriente de energía que entra en interacción con las demás.
Si conseguimos encauzar este flujo lograremos mantener en nuestro espacio las vibraciones positivas. Si no lo hacemos, con toda posibilidad la energía negativa nos privará de disfrutar de una sensación de bienestar. No podemos olvidar que la energía no debe encontrar obstáculos que dificulten su tránsito y provoquen que se esta que.
El objetivo del Feng Shui
El objetivo del Feng Shui es hallar la forma de que vivamos en armonía con aquello que nos rodea. Nuestra sociedad poco o nada tiene que ver con la de la China que alumbró este arte milenario.
Nuestro contacto con la naturaleza se reduce, en muchos casos, a los parques que hay en nuestras ciudades, a los arboles que decoran nuestras calles y a las aves que viven en sus copas.
Llevamos un ritmo de vida que nos impide poder abandorar la ciudad por un periodo prolongado y disfrutar de la tranquilidad del mundo rural. Estamos expuestos, cada vez con mayor intensidad, a la polución y al ruido de las obras y el tráfico. Ante esta situación, nuestro hogar se convierte en el refugio donde encontrar el sosiego necesario para compensar el estrés de la vida cotidiana, en un remanso de paz en el que recargarnos de vitalidad.
Puede resultar extraño que podamos adaptar un método tan antiguo a nuestras necesidades, sobre todo al tener en cuenta que extrae sus fundamentos de la observación de un entorno natural que se ha transformado de manera radical. Sin embargo, sí es posible. Las montañas y los ríos pueden convertirse en edificios y calles que recogen toda la simbología ancestral de la que se sirve el Feng Shui para encontrar el mejor lugar para nosotros en el universo.
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