jueves, 3 de mayo de 2012

El principio que nos guía. El Tao

El principio que nos guía internamente
ni actúa ni juzga, pero nada deja se hacer.
Si los gobernantes lo siguiesen,
todo se transformaría por sí mismo. 
 
En el proceso de transformación surgen los deseos,
que pueden calmarse volviendo a la simplicidad esencial. 
Calmados los deseos, se restablece la serenidad
y el mundo a sí mismo se regula en el camino de la paz.
 
El principio que nos guía internamente nos precede, en parte, y también se manifiesta y forma con la aparición de la vida consciente sobre la tierra. Hay quien lo aproximaría a una especie de leyes cósmicas y de la naturaleza, más la armonía de nuestro pensar, sentir y actuar con ellas. Otros preferirían decir “vía” o “camino” que seguimos desde una ética o moral natural no contaminada por culturas ni civilizaciones, por épocas históricas, circunstancias geográficas ni políticas.
El derecho natural, la filosofía perenne o aquellos principios que se hallan en todas las concepciones del mundo y en las antiguas religiones del ser humano, la intuición y el sentido común… Todo ello estaría incluido dentro del “principio que nos guía internamente” y que no hay que aprender, sino simplemente escuchar. Escuchar desde el silencio de una mente sin temores ni proyectos, desde un corazón sin deseos ni apegos, aunque no por ello menos compasivo y humano.

Si todo el mundo actuase conforme al principio que nos guía internamente, no harían falta leyes ni tratados internacionales.

Tao Te Ching al alcance de todos. Alfonso Colodrón

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