viernes, 25 de mayo de 2012

La comprensión del origen


 
 
 Ningún nombre puede definir lo eterno.
En su origen, el Universo carecía de nombres,
mas cuando aparecieron los nombres,
se nos hicieron visibles todas sus partes.
La vacuidad es la esencia interna del Universo,
la plenitud es su manifestación externa.
Desde un estado de vacío interior
podemos contemplar el gran misterio de la diversidad.
Lo invisible más allá de lo visible
es la puerta del misterio,
la puerta de la esencia y de la existencia.
Tao Te Ching al alcance de todos.

Todas las tradiciones sagradas han tratado de penetrar en el Misterio, han intentado nombrarlo para comprenderlo, para adentrarse en sus secretos. Pero los sabios de todos los tiempos han descubierto la inutilidad del intento, pues cualquier nombre es mera aproximación y, una vez pronunciado, lo que se quería delimitar se esfuma...

En los momentos en que nos vaciamos de pensamientos y deseos, de recuerdos y proyectos, de sentimientos y pasiones, es cuando podemos fundirnos con la unidad que se halla en el fondo de lo múltiple y lo diverso. Atravesamos la "puerta de la esencia y de la existencia". Al otro lado, la sabiduría sin conocimientos, el amor sin condiciones, éxtasis sin límites. Esta puerta se entreabre cuando mira y lo que es mirado, pues solo hay pura mirada. En esos momentos también desaparece la frontera entre yo y el otro, pues solo hay unidad de conciencia, reflejos y caras de un solo cristal.

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